Sabes que un videojuego ha sido especial, único y que vas a recordarlo siempre cuando al ver los créditos finales sientes una mezcla de éxtasis junto a un vacío infinito por el viaje vivido, mientras te preguntas: ¿y ahora qué? Todavía con la mirada perdida, terminan esos créditos finales, vuelve la pantalla de título junto con al tema principal, que va a sonar en tú cabeza durante días.
Al terminar Lorelei and the Laser Eyes, me encontré en un estado de parálisis y reflexión sin poder levantarme de la silla durante unos minutos. A mediados de la aventura por el Hotel Letzes Jahr no sabía si sería capaz de terminar este videojuego, si mi cerebro sería capaz de procesar tanta información y de resolver, los que seguramente sean, los rompecabezas más difíciles a los que me he enfrentado en una obra interactiva. De ahí el impacto que tuve, al introducir las respuestas del puzle final, ver que todas las piezas encajaban y no poder creer lo que acababa de conseguir, ni como el conjunto de todos los enigmas formaban una respuesta final que me hace pensar que este es una de las obras maestras, no solo del pasado año, me atrevería a decir incluso de la década.
Lorelei and the Laser Eyes arranca in media res, de hecho, hay un impacto en los jugadores al descubrir qué, tras presionar la opción nueva partida, de forma inmediata ya podemos movernos. Sin explicaciones, sin contexto, una mujer se halla en un misterioso bosque con su pequeño coche. Ahí empieza la gran pregunta recurrente que será el motor impulsor de cada paso que vamos a dar: ¿Por qué?
Junto a esta mujer -a la que por ahora conoceremos bajo el apodo de Signorina- no tardamos en llegar al Hotel Letzes Jahr, que casi podríamos decir que es el principal personaje de esta historia; más misterioso incluso que Signorina o el otro actor principal, un hombre llamado Renzo Nero, nada más y nada menos que nuestro anfitrión. Entre las paredes del lúgubre edificio, se nos invita a la búsqueda del verdadero arte.
Como ya habréis adivinado, si algo derrocha Lorelei and the Laser Eyes es una potente carga filosófica, que nos mantiene enganchados junto con otro elemento que crea el gancho definitivo para querer descubrir todos los secretos de la trama: un oscuro y retorcido crimen.
Como ya he adelantado, estamos ante un juego de puzles puro y aunque su perspectiva junto con el juego de cámaras fijas podría recordar a los juegos de terror de las primeras generaciones de consolas en tres dimensiones, enseguida nos daremos cuenta de que solo estamos nosotros y los enrevesados rompecabezas que exprimirán nuestras capacidades cognitivas.
Vaya recibimiento ¡las puertas del hotel cerradas!
Curiosa e irónicamente, contrario a la complejidad del videojuego, Lorelei and the Laser Eyes tiene el esquema de controles más simple y minimalista que podemos imaginar. Todo se resume a movernos y un botón de acción. No necesitamos más con eso hacemos literalmente todo, incluso abrir el menú, inventario, notas, etc. De hecho, me gustaría matizar en este momento que he jugado la versión de Nintendo Switch, que me ha parecido una opción maravillosa por el hecho de sostener con una mano el joy-con izquierdo, realizar las acciones con el botón superior y con la mano derecha sostener el bolígrafo, para así tomar nota en mi libreta de todo cuanto llamaba mi atención al recorrer las habitaciones y pasillos del hotel.
Pasaremos una cantidad considerable de tiempo en los menús.
Cada paso del juego es un rompecabezas, eso sí, con una progresión más que acertada que hace que el jugador vaya aprendiendo como tiene que pensar al afrontar cada nuevo puzle que aparece a desafiarnos. Incluso encontrar el "manual de instrucciones" o tutorial del juego requiere empezar a curiosear, ya que si nos ponemos en camino sin examinar bien nuestro coche antes de marcharnos, se quedará en la guantera junto a la carta de invitación del hombre misterioso; que por cierto vamos a necesitar para abrir la puerta del hotel. Sí, incluso entrar al hotel requiere resolver un enigma, no era broma, es literalmente un puzle a cada paso.
Os presento a Rudi, que viene a traernos un sobre para poder abrir las puertas del hotel.
¡Muchas gracias adorable perrete!
Aun así, que nadie se asuste, no voy a dar un paso atrás en cuanto a lo ya dicho: los puzles son bastante complejos, pero en su mayoría, si inicialmente no podemos resolverlos será muchas veces por falta de información y/o perspectiva. Los puzles más difíciles (desde mi punto de vista), están reservados a sobre todo abrir atajos, es decir puertas que solo harán más rápida la exploración del gran edificio y por eso pueden contar como opcionales, aunque si es recomendable tratar de resolverlos ya que nos facilitaran la vida haciendo significativamente más simple e intuitivo llegar a muchos puntos del hotel.
A este puzle invito yo. ¡Y Rudi claro, que nos ha traído el sobre!
Es muy interesante que no exista una guía concreta que pueda ayudar al jugador a terminar el videojuego, ya que casi todos sus rompecabezas cambian, a veces el orden en el que te los encuentras y, sobre todo, patrones, símbolos y dibujos son aleatorios para cada jugador. Puedes tratar de buscar la forma de enfocar o entender lo que el videojuego te pide, pero nunca la resolución exacta. El Dark Souls del género de los puzles.
Es muy impresionante lo que consigue el estudio sueco Simogo a nivel visual. Lo primero a destacar que captan nuestros ojos es la decisión de que todo sea en blanco y negro con esos poderosos toques de rojo rosado (muchas veces de neón), que acentúan todo lo misterioso que es el título todavía más si cabe. Aunque la elección de color pudiera parecer que lo convierte en un videojuego más "simple" es precisamente todo lo contrario. No falta detalle en ninguna de las habitaciones, pasillos o jardines de Lorelei and the Laser Eyes, cada detalle que vemos nos cuenta algo, así que gráficamente es muy rico y agradable a los ojos.
Personalmente me ha encantado que se haya decidido por las cámaras fijas en un momento en el que la corriente mainstream está copada de cámaras en tercera persona por encima del hombro. Esa decisión aporta una riqueza narrativa que muestra que los planos inmóviles no son una limitación del pasado si no una alternativa para contar una historia de forma diferente. Por si todo esto fuera poco, Simogo tira la casa por la ventana atreviéndose con planos cenitales, en tercera persona colocando la cámara detrás de la cabeza de Signorina y hasta diferentes estilos artísticos con momentos de low poly con saborcito de 32 bits o pixelotes de consola portátil de los años 90.
La banda sonora es una delicia, desde el tema principal del menú de inicio hasta la música ambiental. En las diferentes estancias del Hotel Letzes Jahr, principalmente en las más características como la recepción o la cafetería encontraremos unos tocadiscos que, en caso de activarlos, van a enriquecer todavía más la música dejando un buen repertorio de temas. Se nota el amor por la música del estudio y la importancia que le dan y no solo por el hecho de que su anterior juego -Sayonara Wild Hearts- es un disco de música pop electrónica jugable de principio a fin. En Lorelei and the Laser Eyes es muy interesante que algunos temas cantados actúan como recompensa a la resolución de ciertos rompecabezas, destacando por encima de todos ellos la canción Radio Waves que suena en los créditos, que es realmente memorable y el lazo perfecto para un final increíble.
Además de ser una reflexión muy satisfactoria sobre el arte, Lorelei and the Laser Eyes se atreve a ir mucho más allá reflexionando incluso sobre medio del videojuego. Uno de los momentos en los que más me ha impresionado y marcado, es al filosofar sobre lo que han llamado "la ilusión de la interactividad". Entre uno de los muchísimos textos que encontramos en el juego, rompen la cuarta pared hablándonos de cómo crear en el espectador la ilusión de que sus acciones importan y tienen un propósito pero que en realidad son vanas ya que llevan a un mismo final inevitable. "Nos gusta pensar que influimos en los resultados" -dice Simogo dirigiéndose al jugador- ¡Es mortal que lancen esta idea en un juego tan difícil y que requiere tanto de parte del jugador! Por detalles como estos, el videojuego trasciende de excelente a obra maestra.
Es ideal para jugar acompañado; dos, tres, cinco, diez personas... No importa, ¡cuantos más ojos puestos en la pantalla mejor! Es hiper satisfactorio conversar en voz alta con alguien sobre un puzle en el que os habéis atascado y que de ese intercambio de visiones surja una frase que haga que alguien tenga un momento eureka y el misterio se resuelva.
Durante el tiempo que dura tú partida con este videojuego, es imposible dejar de pensar en él, juegas las 24 horas del día. Te levantas pensando en Lorelei, trabajando piensas en Lorelei, cocinando piensas en Lorelei, te vas a dormir pensando en Lorelei, te sientas a tomar un café y coges la libreta para repasar esos símbolos y números que todavía no sabes a donde te van a llevar. Creo que jamás había jugado a algo parecido, así que voy a hacer una afirmación subjetiva pero atrevida: Lorelei and the Laser Eyes no es un buen juego independiente de 2024, es EL videojuego independiente de 2024. Un imprescindible del videojuego moderno que todo entusiasta del medio debería como mínimo probar.
- Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch -
💚 Una historia fascinante
💚 La satisfacción de resolver los puzles
❌ Requiere poner mucho de parte del jugador y puede echar atrás
Alex es comunicador con su podcast en solitario CAFÉ con GATO NEGRO - Videojuegos. También se pone al micro en La Taberna del Androide y en DevCast de DeVuego. Su primer recuerdo vital es a los mandos y respira videojuegos desde entonces.