El tiempo es ritmo. El ritmo es vida. No es casualidad que la palabra tempo, usada para medir la velocidad a la que se ejecuta una pieza musical, signifique tiempo en italiano. Aunque esto es un término más clásico, pues en la música actual se suele indicar en beats per minute (bpm), como en el caso del juego que vamos a comentar.
Brace Yourself Games hizo un genial uso del tempo en Crypt of the NecroDancer, un innovador roguelike en el que cada paso estaba atado al latido de la banda sonora. Desafió las convenciones, convirtiendo el ritmo en un arma y el silencio en un castigo. Incluso llamó la atención de Nintendo, que tras recibir una petición para incluir un DLC con algún personaje de la saga Zelda, instó al estudio a crear un nuevo título basado en el universo The Legend of Zelda. Así es como nació Cadence of Hyrule, un juego imprescindible para los amantes de Zelda, con un uso de la banda sonora brutal y una jugabilidad más accesible que en el juego original.
Cadence of Hyrule (2019)
Ahora, con Rift of the NecroDancer, el estudio se enfrenta al reto de llevar la saga fuera de la cripta, al mundo de los vivos. De nuevo con Cadence como personaje principal, vamos a ver cómo funciona el que se podría considerar el tercer juego de la saga.
Nada más empezar nos recibirá una pequeña escena animada que nos cuenta como Cadence cae en una grieta que la transporta a un mundo muy parecido al nuestro. Y junto a ella, el resto de personajes de la Cripta del NecroDancer, que se tendrán que adaptar a esta nueva realidad. Por lo visto, la gente se está transformando en zombi y los monstruos aparecen de las extrañas brechas. Nos enfrentaremos a ellos a golpe de guitarra, con un estilo más clásico que nos recuerda a esas autopistas de notas que podíamos ver en juegos musicales de finales de los 90 o principios de los 2000 como Guitar Hero. Con sólo tres carriles con los que interactuar, la dificultad está en predecir el comportamiento de cada tipo de enemigo al que nos enfrentamos, por lo que tendremos que estar muy atentos a sus movimientos y aprendernos sus patrones. No se trata sólo de reflejos, sino también de pensar y adaptarnos a las variaciones antes de ejecutar cada comando.
Necesitarás mucha práctica para vencer en el modo imposible
El tutorial inicial está dividido en tres segmentos y puede durar casi diez minutos, en los que nos puede abrumar la cantidad de información que se nos da. Como suele ser habitual, lo mejor es empezar a jugar e ir aprendiendo sobre la marcha. Quizás hubiera sido mejor dividir estos tutoriales a medida que progresamos en el juego. No ayuda tampoco que el modo historia está relegado a la cuarta opción en el menú, como si su narrativa fuese un añadido secundario. Una decisión extraña, teniendo en cuenta que suenan los mismos temas que en el modo de juego “arcade” y que es seguramente la mejor opción para empezar.
El diseño de los enemigos está basado en los monstruos de la cripta, con limos, murciélagos, esqueletos, zombis y otras alimañas. Cada tipo de adversario tendrá un patrón diferente, y el número de impactos que tendremos que propinarles puede variar según el color. Puede ser que algunos se desplacen más rápido que otros, en diagonal e incluso que haya casillas en el suelo que modifiquen su comportamiento. Para rizar el rizo, una pequeña sombra con forma de rombo bajo el enemigo nos indica que este irá a contratiempo. Un montón de variables que hacen que cada tema sea casi como un pequeño puzle para resolver. Por suerte, hay distintos niveles de dificultad y se puede disfrutar con más o menos intensidad según tu capacidad para adaptarte a estos patrones de enemigos.
La historia tiene un tono ligero en clave humorística
El modo historia cuenta con diversas escenas con breves diálogos entre las canciones, combates con jefes al final de cada capítulo, e incluso algunos minijuegos que nos recuerdan al genial Rhythm Heaven de Nintendo. Por desgracia, los minijuegos son escasos y breves, y se siente que no se les ha sacado todo el provecho posible. Por su parte, los combates contra jefes utilizan unos círculos con flechas que hay que pulsar en el momento exacto, al estilo Ouendan. Estos modos extra son soplos de aire fresco que sientan bien a la jugabilidad, a pesar de que la exigencia suele ser menor respecto a las músicas de las brechas.
Los minijuegos son un soplo de aire fresco
También tenemos un desafío diario y la sección de música personalizada, que nos permite crear nuestras propias pistas o descargar las de la comunidad a través de Steam Workshop. Esto nos permite alargar la vida del título, algo que siempre viene bien en un juego de estas características.
Rift of the Necrodancer se atreve a probar cosas nuevas dentro del videojuego musical, con unos patrones de enemigos que le añaden una capa de profundidad al género rítmico. A la vez, no se olvida de los clásicos y bebe de los grandes en sus modos extra para dar más variedad en un juego diseñado para divertir.
- Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por Brace Yourself Games -
💚 Jugabilidad adictiva con diferentes modos de dificultad
💚 Temazos con mucho ritmo aderezados en un modo historia con minijuegos
💚 Desafíos diarios y temas de la comunidad que alargan la vida del juego
❌ Algunas decisiones de diseño mejorables
❌Se le podría sacar más partido a los minijuegos rítmicos
Javier Huerta es un comunicador de videojuegos que actualmente dirige y presenta el pódcast El Bloque Misterioso desde enero de 2023. Además, es la persona detrás de la cuenta de X para los amantes de los videojuegos, lo retro y el píxel, Nestálgicos.