La memoria a veces nos juega malas pasadas. Si piensas en el cielo de Super Mario Bros. (1985), ¿qué color te viene a la mente? Muchos dirán azul, tal vez recordando los cielos despejados de los primeros niveles. La respuesta no es tan evidente, pues según la configuración del televisor o el emulador en el que hayas jugado, los colores del juego pueden variar. Se nota en los marrones del suelo y los verdes de las montañas, pero especialmente en el cielo, que puede cambiar completamente su tonalidad y adquirir un tono púrpura.
Imagen de @toruzz en x.com
En mi caso, siempre he asociado el cielo de este Super Mario al color lila, siendo uno más de los elementos que le añade ese toque de misticismo al juego. Transmite una calma y delicadeza casi crepuscular, ese tono suave del cielo antes de pasar a la oscuridad, esa negrura que caracterizó a tantos juegos en la primera época de Famicom, y que también posee este primer Super Mario Bros. en muchos de sus niveles debido a las limitaciones técnicas del cartucho.
En una entrevista, Shigeru Miyamoto reflexionó sobre la elección de la paleta de colores:
“En ese momento, solo podías tener tres colores para el azul cielo, en la Family Computer. Me tomó un tiempo decidir cuál iba a usar, y finalmente elegí el púrpura. Sentí que tenía la profundidad de la naturaleza, y eso me gustaba”.
Más que una decisión técnica, Miyamoto buscó un matiz que aportara algo único, como hizo con el resto de diseños y elementos jugables. El objetivo era tratar de dotar el máximo de carácter y expresividad a un entorno visual que, de otra manera, podría parecer plano y previsible.
Planificación visual original de Super Mario Bros.
La simbología del púrpura nos puede remitir al misterio, lo enigmático y mágico. No es un color común en la naturaleza, salvo en esos bellos atardeceres que te hacen detener la mirada en el cielo. Frente a la cotidianidad y neutralidad del azul, enmarcar la historia del fontanero con este tono ayudaba a intensificar la inmersión del jugador en un universo que no sigue las reglas del mundo real. Si alguna vez ves una flor o un champiñón de este color, seguramente lo vas a mirar con extrañeza y preguntándote si contendrá algún tipo de veneno. Los que se come Mario, por suerte, acostumbran a tener colores más habituales.
Captura tomada en el emulador Mesen
En un juego tan plagado de detalles y que ha sentado las bases de todo lo que es Mario hoy en día, la elección del color lila puede parecer una nimiedad. Pero detenerse en este detalle revela la filosofía que sostiene toda la obra de Miyamoto y Nintendo: la atención al detalle y la voluntad de convertir cada decisión estética en algo que aporte al conjunto, buscando la diversión sin necesidad de apelar al realismo. Gracias a este afán por la creatividad y la excelencia, Mario se ha mantenido como un icono de alcance mundial más de cuarenta años.
Javier Huerta es un comunicador de videojuegos que actualmente dirige y presenta el pódcast El Bloque Misterioso desde enero de 2023. Además, es la persona detrás de la cuenta de X para los amantes de los videojuegos, lo retro y el píxel, Nestálgicos.